Crónica: RAW en Hermosillo

Les comparto parte de la experiencia que vivimos mi hijo y yo en el Centro de Usos Múltiples de Hermosillo, Sonora, en lo que fue la primera presentación de WWE en nuestro estado

Para empezar, hay que mencionar que fue un lleno total, calculado en más de 11,000 espectadores con boleto pagado, y que las entradas se agotaron a la segunda semana de venta (se abrieron las taquillas el 5 de febrero a las 12:00 p.m.), además que mucha gente (yo no) hizo campamento para entrar desde las 11:00 a.m. (y aún antes), y, claro, los encuentros luchísticos dejaron contentos casi todos (sino es que a todos) los presentes.

Iniciaron las acividades conforme a lo programado a las 8:30 p.m., con una lucha donde Chris “Ya era hora” Master venció a Jack “lengua de Silvestre” Swagger. Creo sinceramente que Master funcionaba mejor antes cuando era rudo.

Después Percy “Casi desconocido para la afición” Jackson venció a Zack “también desconocido” Ryder, donde Percy fue muy aplaudido por moverse como boxeador.

Siguió la noche con una victoria para R “Muy odiado” Truth sobre Evan Bourne en una muy entretenida lucha donde R Truth, ahora rudo (heel, como dicen ustedes) se hizo abuchear por el público y logró ganarle a un Evan muy, pero muy aplaudido.

Continuaron las acciones con la celebración muy abucheada del NewNexus Mason “Mama dolores” Ryan al vencer a un Primo que se ganó al público presente al ser el primero de los personajes en hablar en español (aunque se le trabo la lengua cuando dijo la segunda vez “Hermosigo”, o algo así, pero la gente casi casi los besó).

La mejor lucha, a mi consideración, fue el encuentro de parejas (Tag Team Match, como llaman ustedes) de Big Show y Kofi Kingston venciendo a CM Punk y el muy querido (antes de hablar, claro) Alberto del Río: Coockie fue el primero en entrar, fue muy ovacionado pero, como es rudo (heel, pués), por corto tiempo; después entró Alberto “Dos Caras”, sin auto ni nada, pero con una bufanda fuera de lugar por el calor, aplaudidísimo, hasta que pidió el micrófono y nos habló en español alabándonos primero, pero después nos dió un bajón a los de arriba llamandonos “jodidos” por comprar los boletos de $300 (eso estubo muy bueno, hace muy bien su papel de heel el méndigo, se hace odiar, es mi ídolo); Kofi llegó después, fue admirado por su habilidad, aunque en mi opinión cae en lo bembo de tan “bueno” (face) que es, no sé, le falta algo; y por último, el Show, que se ganó al público con su carisma ahora que es técnico (face) al romperle las camisetas y darle de manazos a los malos. Por cierto, Punk fue sacado por el réferi y el médico arrastrado porque no se podía levantar, además de que Albero (como dicen en TvAzteca) salió huyendo por el dominio de los contrarios. Fue una actuación memorable de estos tipos, además de graciosos, agradables y muy PG.

Regresando del intermedio para que la gente comprara las fotos de Juan Lunch, se presentaron las Bella Twins acabando con Eve “mala para bailar” Torres con la muy conocida trampa del cambio de gemela a media lucha. Celebrando estaban las mellizas cuando aparece Kharma; estas se escabullen dejando sola a Eve que trata de atacar, en vez de huir, y es humillada feamente, como ya es conocido, por la suegra de King Kong.

Llega el momento semiestelar, con un muy esperado Sin Cara, volando por los aires en su espectacular entrada (con un trampolín claro, pero no le digan a los niños, a ellos les encanta a pesar de todo), con piruetas estilo luchalibremexicana, pareciendo dominar al principio, para ser dominado después, pero salir airoso al final, contra un Doff “ya no soy güero” Ziggler. Un encuentro muy entretenido, con movimientos de ambas partes, pero debía ganar el favorito de todos (incluyéndome). Algo que le podemos reclamar es que no hizo ni la mística ni la Sombra del “Spanish Bomb”, perdón, ni el Spanish Bomb de la Sombra.

Por último, el más aguardado de todos, el ídolo de los niños (parecía evento priísta de tanto rojo en el lugar): Jooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooohhhhhhhhhhnnnnnnnnnnnn Ceeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeennnnnnnnnnnnnnnnnnnnaaaaaaaaaaaaaaa (obvio, mi hijo de siete años se volvió loco, al punto de casi brincarse el barandal del segundo piso, pero no lo dejé). Pero primero se presentó el “Cara de rana” The Miz (hay que darle crédito a los de Televisa, sí la tiene), que, como heel que es, enardeció al público al decirle que el era lo máximo (en inglés), y lo que más sorprendió es que habló en español (algo pocho pero muy entendible) por lo que hay que aplaudirle la preparación. En fin, siguió Cena, y casi se caé el recinto: la ovación fue tremenda, gritos, chiflidos, aplausos, vitoreos, pancartas, besos, desmayos (y muy pocos mad…); los niños y algunos no tan niños se arremolinaban a su alrededor, pegados a las vallas para tratar de tocarlo tan siquiera; era la locura. Ni cuenta nos dimos que el match era por el campeonato.

Cuando empezaron a luchar el público se cayó por arte de magia, quedando a expectativa de los movimientos de ambos luchadores. Se aventaron, se patearon, se golpearon, se doblaron, se maltrataron por un buen rato llegando a utilizar sus mejores movimientos finales (“finishers”, como dicen ustedes) sin vencer a oponente. En varias ocasiones llegaron al conteo de 2 en espaldas planas sin lograr ganar ni uno ni otro. Pero, sorpresa, The Miz lastima a John en una pierna, a tal grado que interviene el médico y sopesan la posibilidad de detener el combate. Los cenianos a la expectativa, incluso los escépticos pensábamos que no continuaría el musculoso héroe, cuando se levanta el titan de los cuadriláteros y, a pesar del “dolor” infligido en su extremidad, continua con nuevos bríos, de tan apabullante manera que retuvo el campeonato, pese a las marrullerías del Extraordinario (así se hace llamar The Miz) como el golpear con el cinturón. El réferi levanta el brazo de Juan Lonchito, declarándolo el ganador de la contienda, y, como era de esperarse, el estruendo del respetable no se hizo esperar.

Sinceramente, una excelente noche.

Los comentarios de la gente a la salida del inmueble fueron innumerables, pero con toda seguridad ninguno salió descepcionado, y eso sí, feliz (aunque mi hijo no, porque no le compré la camiseta de John Cena, estaba muy cara).

Gracias por su atención