Unfortunately We Can See You / Photo by: Darío G.
Estas líneas que quiero compartir me surgieron cuando revolvía algunos anaqueles repletos de relatos de gloria y mística. Revisando las listas de campeones de títulos de diversas categorías y compañías, de antes y de ahora, y aunque este servidor no proviene de un pueblo con tradición de lucha libre, no pude evitar sentir algo extraño, mezcla de cierta grandeza y respeto a glorias del pasado y algunas de hoy, y de ciertas impotencia y agridulce esperanza al ver cómo se encuentra todo esto en nuestros días.
La lucha libre ha sido siempre una actividad económica, orientada a generar ganancias mediante el entretenimiento, como todos los deportes profesionales. Pero es casi imposible no sentir aquella mística del pasado para aquellos que han vivido esos tiempos, o estos que pudimos verlo por videos. Y es también casi imposible no darse cuenta de que como nunca antes, este deporte ha tomado la generación de ganancias como el eje principal, casi delegando a algunos momentos de nostalgia todo respeto y credibilidad por la técnica y competencia deportiva. Algunas empresas obviamente intentan mantener un nivel deportivo, en diferentes países, y en algunos lugares es más fácil lograr cierta esencia, cierta mística, si ya se hereda una cultura de lucha libre que alcanza gran popularidad, como en México o Japón (Basta ver que por ejemplo, el estereotipo internacional del mexicano es un mariachi y también desde hace tiempo, un luchador enmascarado). Pero ninguna de ellas puede dejar de mirar al gran monstruo mundial, la WWE, y resistir por mucho tiempo la tentación de imitarla para imitar parte de sus ganancias.
Los tiempos han cambiado, y ya la idea de que los niños y no tan niños puedan creer que todo este espectáculo es 100% real se ha perdido, la palabra “kayfabe” se ha vuelto muy conocida, y quizás esta toma de conciencia de la realidad de este deporte en el nivel de espectáculo ficticio sea lo que está motivando las actitudes hacia primar la ganancia por sobre la calidad, de la cual ya no se podría esperar “realismo”. Incluso estos tiempos más infantiles de la WWE ya existieron antes, desde los ’80 hasta el gran cambio de mediados de los ’90 con nWo y la Attitude Era. Una lucha libre algo más “adulta” pueda sostenerse, como dije, en los países donde la lucha libre es un deporte popular, pero quizás este retorno a la lucha como espectáculo mayormente infantil e inocente sea el verdadero camino a seguir en el caso del entretenimiento masivo para la cultura de Estados Unidos y los países desarrollados que carecen del folclore y sólo piensan en el formato de superestrellas.
No se critica el deseo de desarrollar un gran negocio legal, sino se critica el sacrificio de la mística que alguna vez nos ofrecieron.
Ver a The Miz en la misma lista de campeones de la WWE junto a Hogan, Bret Hart, HBK, Jericho, Angle, HHH, Lesnar, Eddie, es deprimente, tal como fue ver a Vince Russo, DDP o David Arquette en la misma lista WCW que Flair, Hogan o Sting; o ver a Robbie E junto a AJ Styles, Low Ki o Amazing Red en la TNA X Division. Claro que hay documentos más agradables, como las listas de campeones de CMLL, AJPW o ROH. Y tal vez estos campeones de papel (delgado papel) como The Miz sirvan de puente a la consagración de otros mejores, pero la lista ha sido manchada y en otros tiempos tal cosa hubiera sido una profanación. Lo seguro es que el imperio comercial estadounidense se expande desde hace tiempo como nunca y provoca tentaciones en los competidores que anhelan un conjunto de bellos y pequeños papeles similares llamado dinero. Un puñado, o un enorme maletín: envases sobran.
Y aunque aquí alejado, a la margen del canon, yo también he sido absorbido por el poder de la masividad y lo que mayormente veo es wrestling de Estados Unidos, pero es ese wrestling que avanza avasallante el que redirige líneas de trabajo hacia todo el mundo tratando de construir imperios semejantes sacrificando la calidad en pos de tal anhelado éxito comercial. Incluso parece que para las más grandes empresas de México, la “invasión” de WWE al país resulta una inminente amenaza. Así que mi opinión, y es lo que me interesa que se discuta, es si estamos o no frente a una época clave para el wrestling que pueda cambiar para siempre la concepción general de esta práctica. Creo que lo más grave de esta era PG que la WWE propone no es la falta de sangre o malas palabras (que eran ciertamente interesantes), sino la mística de este espectáculo, donde con mística me refiero a todo lo que puedan haber sentido los que de alguna forma vieron desempeñarse en sus tiempos gloriosos a Flair, Hogan, Bret Hart, Shawn Michaels, El Santo, Mil Máscaras, Antonio Inoki, Harley Race, Cutt Hennig, Eddie Guerrero, Benoit, Angle, Jericho, Lesnar, Kobashi, incluso a The Undertaker, Mick Foley, Sting, Stone Cold, The Rock, Nash, Hall, Goldberg… Algunos demostraron claramente una gran superioridad técnica, pero prácticamente todos recibían una formación como deportista, respetuosa de la competencia y la calidad. Lo más grave de la era PG es que la mayoría de estas nuevas superestrellas carecen de toda formación deportiva, y sólo han sido entrenados para ser lo que son: estrellas con una gran charla en el micrófono y un repertorio de movimientos que los muestran como superhéroes para los niños, que son los que más compran. Y algunos encuentros nos mostraron que la sangre y violencia no eran indispensables, pero sí la calidad, y el espacio propicio para que puedan demostrar todo lo que saben. Recursos sobran.
A esto se le debe sumar que los grandes luchadores del pasado se están retirando o les queda poco(Undertaker, Sting, Jericho, Angle, Jarrett, HHH, Kane, Nash), y muchos de estos deben adaptarse a los nuevos ritmos, reduciendo su propia velocidad y recortando su repertorio, lo que se conoce como “volverse bultos”, aunque algunos fueron así desde el principio. Incluso algunos que tuvieron gran brillo y técnica como Jericho, Christian o Edge debieron amoldarse a estos tiempos; otros como Orton o Cena, que eran prometedores en 2003-2005 resultaron los que “más rápido” se adaptaron al ritmo WWE PG pues como dije, a diferencia de Jericho, Edge o Jeff Hardy, las “superestrellas” Cena, Orton, Batista, etc, habían mostrado algunas habilidades en esos años pero la era PG se les vino encima: fueron entrenados No como deportistas y luego devenidos en entretenedores masivos, sino entrenados desde el origen como héroes limitados y rutinarios. Su trabajo es legal y respetable; su [mística = carisma + técnica] es inexistente, y hasta se siente que han brillado porque otros grandes de verdad los han acompañado en el ring, esos que sacan a relucir todo a su alrededor, como HBK, Jericho o Angle.
Por último, los nuevos talentos como Alberto del Río parecen destinados a devolver cierta esencia perdida, pero otros entran y salen del desuso (Swagger) o de historias de tercer orden (Bryan Danielson, Samoa Joe) destinadas a los que carecen de habilidades. Estos talentosos parecen estar allí para que el negocio no sea irrespetuoso con alguno que desea un espectáculo de cierto mayor nivel. Pero los superhéroes son los que ocupan las historias principales. Y algunos otros espacios algo más respetuosos de la calidad como TNA pretenden y logran que sus pocas leyendas se adapten a tontos caprichos de algún escritor, desconcertantes (como el ángulo de Sting que fue face-heel-face en muy pocos meses) y hasta a veces innecesarios e irrespetuosos (como el ángulo de Kurt Angle y la custodia de sus hijos).
El concepto de los Raw Guest Hosts trajo a algunas geniales personalidades, pero es un signo más del intento por asociar la lucha con lo familiar y consolidar la condición PG (sin contar que algún host como el campeón de Nascar no sabía nombrar a Kofi Kingston). Toda la idea del General Manager fue creada en 2002 para darle un lugar en cámara a Stephanie y a Bischoff pero hoy en Raw, el GM Anónimo es un signo de “Aún No se nos ocurrió a quién poner ahí”, aunque está listo para que en cualquier momento alguna leyenda ocupe su lugar. Leyendas sobran.
El negocio ha matado la mística, y rompe incluso parte del storyline. Algunas situaciones son muy esclarecedoras:
Apenas fue anunciado el regreso de The Rock como host de WM 27, el día siguiente a ese Raw ya se ofrecía en la página de la WWE la camiseta de “Just Bring It” (parece que esta economía es dura con todos…);
Desde fines de 2010 en la página web de WWE se anuncia WM 27, con un póster con algunas estrellas que ya se sabe participarán en el evento, incluyendo a Undertaker (aunque se supone que estaba enterrado!!!) y a Cena (incluso en el tiempo en que Cena había sido “despedido”!!!). ¿Para qué tantos meses de ardua escritura de storyline, si a la par la están destruyendo?
Otra de WM 27: el autor de un comentario de otra nota de Superluchas.net notaba que en la página web de Wrestlemania 27 ya se anunciaba Edge vs Del Río inmediatamente después del Raw donde se acordó el desafío del mexicano por el Word Heavyweight Championship, aunque otro podía ser quien portara el título en el evento máximo teniendo en cuenta que faltaba por delante todo Elimination Chamber 2011 y toda la historia del título posiblemente “entregado” a Dolph Ziggler por parte de Vickie Guerrero.
Creo que con el poder de influencia de medios que la WWE tiene en los negocios de esta competencia, no faltaría tanto para que este espectáculo de lucha comercial se consolide y sea imitada por las demás empresas, en un intento por copiar los niveles de ganancias, y con el retiro de las últimas leyendas y glorias de los últimos 15-25 años, este deporte-espectáculo dé un giro a un nuevo formato, o no tan nuevo, lleno de grandes oradores que repiten sus pocos movimientos como máquinas. O quizás, como en aquella transición hacia la Attitude Era, los ahora niños de la Era PG vean un producto evolucionado y bastante diferente en algunos años durante su adolescencia. ¿Y ustedes qué piensan?
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